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Licenciada
Cristina Cosín Pérez
Nº Col. 1427

Los beneficios de la terapia asistida con animales en pacientes de cáncer

El uso de perros con fines terapéuticos puede mejorar el bienestar de algunos pacientes de cáncer, según los resultados de un estudio clínico, el primero en documentar los beneficios de la terapia asistida con animales en pacientes adultos enfermos de cáncer. La investigación ha sido publicada esta semana en la publicación especializada Journal of Community and Supportive Oncology.


Estos resultados, publicados en el Journal of Community and Supportive Oncology, son los primeros que muestran una mejora del bienestar emocional y de la calidad de vida.


El estudio, realizado por investigadores del hospital Mount Sinai Beth Israel de Nueva York, demuestra que los pacientes sometidos a tratamiento simultáneo multimodal intensivo con radio y quimioterapia contra cáncer gastrointestinal y cánceres de cabeza y cuello experimentaron una mejora del bienestar emocional y de su calidad de vida al recibir visitas de un perro terapéutico certificado en el transcurso del tratamiento. El incremento del bienestar emocional fue significativo durante las visitas asistidas con animales, incluso cuando el paciente mostraba un declive acusado e importante en su bienestar físico y funcional. El estudio contó con el apoyo de la Fundación Good Dog, principal proveedor de equipos de perros terapéuticos y voluntarios adiestrados profesionalmente y totalmente certificados y supervisados, de Zoetis, una de las compañías de salud animal más importantes del mundo, y de la Fundación Pfizer.


"Este estudio es el primero definitivo de este tipo en casos de cáncer y confirma los beneficios de las visitas asistidas por animales empleando los mismos estándares científicos establecidos para el tratamiento en sí. Demuestra la importancia de una intervención innovadora en el entorno durante el tratamiento del cáncer", afirma Stewart B. Fleishman, MD, principal investigador y director fundador de los servicios auxiliares de oncología del hospital Mount Sinai Beth Israel. "Recibir una visita asistida por un animal mejora en gran medida la calidad de vida y 'humaniza' un tratamiento basado principalmente en la tecnología", señala. "Los pacientes afirman que habrían abandonado el tratamiento de no ser por la presencia del perro terapéutico y el cuidador voluntario de la Fundación Good Dog".


UNA NUEVA APLICACIÓN PARA LA TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES
El descubrimiento de una herramienta creativa destinada a reforzar el estado emocional de los pacientes, especialmente en vista de la gran carga de síntomas propia de aquellos que reciben simultáneamente radio y quimioterapia, subraya el valor de una intervención susceptible de ofrecerse en centros oncológicos, a nivel nacional e internacional.


"Gracias al riguroso diseño del estudio, ahora contamos con sólidas pruebas de que la terapia con animales es una herramienta eficaz para ayudar a los pacientes de cáncer a superar tratamientos difíciles", explica Gabriel A. Sara, MD, director médico de la unidad de infusiones del hospital Mount Sinai Roosevelt y profesor clínico adjunto de medicina de la Icahn School of Medicine at Mount Sinai.


"Existe un número creciente de evidencias, tanto en medicina humana como veterinaria, de que el vínculo emocional entre personas y animales de compañía puede tener un efecto positivo sobre la salud física y emocional", explica J. Michael McFarland, DVM, DABVP, director del grupo de operaciones veterinarias de animales de compañía de Zoetis. "Los nuevos resultados obtenidos nos ayudan a ampliar nuestra noción del valor de la terapia asistida con animales en el tratamiento del cáncer y abren nuevas vías para que la comunidad oncológica y la de salud animal puedan colaborar a la hora de lograr el mejor resultado posible en el tratamiento de enfermos de cáncer".


Rachel McPherson, directora ejecutiva y fundadora de la Fundación Good Dog, añade: "Sentimos un gran entusiasmo al conocer los resultados de este estudio revisado por pares y que prueba científicamente lo que llevamos comprobando desde hace más de dieciséis años en la Fundación Good Dog: que un perro terapéutico bien adiestrado y certificado puede prestar un gran servicio que ayude a mejorar la experiencia de los pacientes de cáncer durante su tratamiento".
DETALLES DEL ESTUDIO
El estudio evaluó el efecto de las visitas asistidas con animales terapéuticos certificados sobre la calidad de vida durante el tratamiento multimodal contra el cáncer gastrointestinal y los cánceres de cabeza y cuello, empleando un método de evaluación de la calidad de vida contrastado y fiable que se utiliza normalmente en estudios clínicos sobre cáncer.


En él participaron cuarenta y dos pacientes adultos, de los cuales treinta y siete (veinticinco varones y doce mujeres) completaron el estudio, que duró seis semanas, recibiendo visitas diarias asistidas por animales de entre 15 y 20 minutos de duración. Los pacientes sufrían cánceres de cabeza y cuello agresivos y eligieron un tratamiento riguroso que combinaba radio y quimioterapia como anticipo de una intervención quirúrgica de menor consideración que la que hubiera sido necesaria en caso contrario.
Muchos de ellos se desplazaron al hospital Mount Sinai Beth Israel para recibir treinta sesiones de radioterapia junto con la quimioterapia programada. Se sentían extremadamente fatigados y atemorizados y habían perdido un peso vital para mantener su resistencia física. Muchos de ellos debían recibir alimentación mediante sonda y presentaban moco abundante en la boca y la garganta. Además, habían perdido temporalmente los sentidos del olfato y del gusto.


Las evaluaciones, incluyendo el uso de la escala FACT-G, se efectuaron al inicio (en la tercera semana) y al final del tratamiento (a las siete semanas). El grado de satisfacción de la intervención mediante visita asistida por animales (VAA) se utilizó para valorar la capacidad para resistir el tratamiento, el efecto prolongado de la VAA después del tratamiento y la percepción de apoyo social.


Los treinta y siete pacientes completaron al menos el periodo base y una evaluación de seguimiento realizada con el fin de analizar la evolución a lo largo del tiempo de un grupo individual. Los pacientes experimentaron un declive acusado tanto en términos de bienestar físico (p < 0,001 en total) como funcional (p = 0,003 en total).

Cabía prever, por lo tanto, un declive similar en el bienestar emocional durante ese mismo periodo debido a la acumulación de la carga de efectos secundarios del tratamiento. Sin embargo, el bienestar social mostró una mejoría (p = 0,03 en total; p base en comparación con la semana 3 = 0,02; base en comparación con la semana 7, p = 0,04). Esto supone que el bienestar emocional también presentó una leve mejoría a lo largo del tiempo que no fue significativa cuando se analizó el tiempo por sí solo. Después de controlar el declive en el bienestar físico en cada periodo, el incremento del bienestar emocional fue estadísticamente significativo (valor total p = 0,004) e importante desde el punto de vista clínico.


Estudio realizado en el hospital Mount Sinai Beth Israel (Nueva York) con el apoyo de la Fundación Good Dog, Zoetis y la Fundación Pfizer